Fondos a Ucrania y Cuba: La doble moral de la Unión Europea

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La Unión Europea se enorgullece de ser un defensor mundial de la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho. Sin embargo, su continuo apoyo financiero a la dictadura cubana contradice abiertamente estos principios. Al tiempo que la UE destina miles de millones a apoyar a Ucrania en su defensa contra la agresión rusa, financia simultáneamente instituciones en Cuba que no solo son cómplices de la represión interna, sino que también están alineadas con el esfuerzo bélico de Rusia. Esta inconsistencia socava la credibilidad y la coherencia estratégica de la UE.
Desde el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADCP) de 2016, la UE ha proporcionado más de 300 millones de euros a Cuba, con el objetivo declarado de promover el desarrollo y el diálogo. Sin embargo, estos fondos han ido mayoritariamente a instituciones controladas por el régimen, ignorando a la sociedad civil independiente. Según informes recientes, cerca de 155 millones de euros financian actualmente alrededor de 80 proyectos, todos administrados por organizaciones vinculadas al gobierno cubano.
Estas instituciones no son neutrales. Son fundamentales para mantener el control del régimen sobre el poder, reprimir la disidencia y difundir propaganda. Presos políticos, incluyendo menores y mujeres, permanecen encarcelados bajo cargos imprecisos como “peligrosidad predelictiva”. La tortura, el trabajo forzoso y la vigilancia son prácticas generalizadas. Los fondos de la UE, en lugar de impulsar reformas, subvencionan la represión.
Quizás lo más alarmante sea la creciente participación militar de Cuba en la guerra de Ucrania. Investigaciones de medios ucranianos e internacionales han revelado que miles de ciudadanos cubanos se han unido al ejército ruso, muchos de ellos combatiendo en unidades de primera línea como la 106.ª División Aerotransportada. Estos combatientes cubanos han participado en algunas de las batallas más sangrientas de la guerra, incluyendo el asedio de Bajmut.
Si bien el gobierno cubano ha intentado distanciarse de estas acciones, alegando que muchos fueron víctimas de trata o engaños, la evidencia sugiere lo contrario. Los informes indican que se recluta a ciudadanos cubanos con promesas de altos salarios y la ciudadanía rusa, ofertas difíciles de rechazar en un país donde el salario mensual promedio es inferior a 25 dólares. Algunas estimaciones, proporcionadas por la inteligencia militar ucraniana, indican que hasta 20.000 cubanos podrían haber sido enviados a combatir en Ucrania, ya sea como mercenarios o con la aprobación tácita del régimen.
Esta colaboración militar con Rusia no es un incidente aislado. Cuba ha profundizado sus lazos con Rusia y Bielorrusia, alineándose con regímenes que se oponen abiertamente a los valores e intereses de seguridad europeos. En las Naciones Unidas, Cuba vota sistemáticamente en contra de las resoluciones que apoyan a Ucrania y condenan la agresión rusa.
El apoyo simultáneo de la UE a Ucrania y al régimen cubano representa una peligrosa doble moral. Por un lado, Europa condena con razón la invasión rusa y proporciona ayuda militar, financiera y humanitaria a Ucrania. Por otro lado, financia a un régimen que no solo apoya a Rusia diplomáticamente, sino que también aporta tropas a su esfuerzo bélico.
Esta incoherencia debilita la autoridad moral y la coherencia estratégica de la UE. Envía un mensaje confuso tanto a aliados como a adversarios: que la UE está dispuesta a comprometer sus principios en aras de la cooperación, incluso cuando esta fortalece la tiranía. El pueblo cubano es quien más sufre esta política. Los fondos de la UE no llegan a periodistas independientes, defensores de derechos humanos ni organizaciones de base. En cambio, refuerzan el control del régimen, permitiéndole expandir su vigilancia y silenciar la disidencia. Mientras tanto, jóvenes cubanos son atraídos —o coaccionados— a luchar en una guerra extranjera que nada tiene que ver con su interés nacional.
El Parlamento Europeo ha condenado repetidamente estos abusos. A principios de 2024, aprobó una resolución instando a la UE a imponer sanciones a los funcionarios cubanos responsables de violaciones de derechos humanos y a reconsiderar el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación (ADPC). Sin embargo, la Comisión Europea ha actuado con lentitud, alegando la necesidad de un diálogo continuo.
Europa no puede permitirse la inconsistencia en su política exterior. Si la Unión Europea está verdaderamente comprometida con la defensa de la democracia y los derechos humanos, debe garantizar que sus acciones reflejen estos valores fundamentales. Esto requiere un cambio decisivo en su enfoque hacia Cuba.
En primer lugar, la UE debe poner fin a todo apoyo financiero a las instituciones controladas por el régimen cubano, ya que estos fondos solo sirven para consolidar el control autoritario y reprimir la disidencia. En su lugar, la ayuda debería redirigirse a apoyar a las organizaciones independientes de la sociedad civil y a las comunidades cubanas en el exilio, que trabajan incansablemente para promover la libertad y la reforma democrática. Además, la UE debería imponer sanciones específicas a los funcionarios cubanos cómplices de abusos de derechos humanos y de la colaboración militar del régimen con Rusia. Por último, el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC) debe reevaluarse a la luz del creciente alineamiento de Cuba con Rusia y Bielorrusia, dos regímenes que se oponen directamente a los valores e intereses de seguridad europeos.
La continua financiación de la UE al régimen cubano no es solo un fracaso político, sino una traición a los mismos valores que Europa dice defender. Mientras las tropas cubanas luchan junto a las fuerzas rusas en Ucrania, la UE debe preguntarse: ¿puede realmente apoyar la democracia en el extranjero mientras subvenciona la dictadura en su país?
Es hora de que la UE actúe con claridad moral y coherencia estratégica. Apoyar a Ucrania significa oponerse a todas las formas de tiranía, incluidas las de La Habana. (Tomado de The European Conservative)